DESAFÍO
«El uso católico de las estatuas de los santos es idolatría.»
DEFENSA
La idolatría implica la adoración de una estatua como si esta fuera un dios. Esto no es lo que hacen los católicos con las estatuas.
Las estatuas de los santos no representan dioses. Representan seres humanos o ángeles unidos con Dios en el cielo.
Hasta los católicos con poca formación saben que las estatuas de los santos no son dioses y que tampoco lo son los santos que las estatuas representan. Si apuntas a una estatua de la Virgen María y preguntas, «¿Esto es una diosa?» o «¿Es la Virgen María una diosa?» la respuesta en ambos casos sería un «no». Si este es el caso para la Virgen María, entonces lo mismo es cierto para cualquier otro santo.
Mientras no se confunda a una estatua con un dios, esta no es un ídolo, y el mandamiento contra la idolatría no es violado.
Esto es cierto en la Biblia. En distintas ocasiones, Dios manda a los Israelitas a hacer estatuas e imágenes para el uso religioso. Por ejemplo, en el libro de los Números los Israelitas estaban sufriendo por una plaga de serpientes venenosas, y Dios mandó a Moisés a hacer una serpiente de bronce y colocarla sobre un mástil para que aquellos que fueran mordidos por las serpientes pudieran ver la estatua de bronce y vivir (Nm 21, 6-9). El acto de ver una estatua no tiene el poder natural para curar, por lo tanto, esta era de uso religioso. Pasaron siglos para que la gente comenzara a ver la estatua como un dios y fue entonces cuando la destruyeron (2 R 18, 4).
Dios también mandó que su templo, que representaba el cielo, se llenara de imágenes de los habitantes del cielo. Ordenó bordar imágenes de querubines (un tipo de ángel) en los tapices del templo (Ex 26, 1). Después las imágenes de los querubines se labraron en las paredes y en las puertas del templo (1 R 6, 29-35).
También se labraron estatuas. El propiciatorio del Arca de la Alianza incluía dos estatuas de querubines, uno en cada extremo con las alas extendidas y sus rostros uno frente al otro (Ex 25, 18-20), y el templo tenía dos estatuas de querubines de diez codos en el Santo de los Santos (1 R 6, 23-28).
Desde la Ascensión de Cristo, los santos se han reunido con los ángeles en el cielo (CIC 1023), permitiendo así el uso apropiado de sus imágenes en los templos.
Akin, Jimmy (2016). A Daily Defense: 365 Days ( plus one) to Becoming a Better Apologist. El Cajón, California: Catholic Answers Press.
Este texto fue traducido del inglés al español del libro A Daily Defense: 365 (plus one) to Becoming a Better Apologist escrito por Jimmy Akin. ¡No olviden comprar el texto original!
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